El alza de precios vuelve a zumbar. ¿Por qué?
El petróleo crudo es el recurso natural más importante de los países industrializados, el más decisivo en el desarrollo económico y el más controlador de los precios de todo lo que se compra y se vende.
Y es que la mayoría de la materia prima que se necesita para producir algo requiere, directa o indirectamente, de este recurso no renovable.
Su conversión en gasolina, como fuente que hace funcionar todo equipo de motor que requiere de impulso y mantenerse activo, es lo que lo lleva a ser esencial, costoso y complicado a la hora de comercializarse.
Como “Oro negro” se le ha denominado para distinguirlo de los demás recursos naturales esenciales.
Evidentemente que la energía y beneficios que proporciona a la maquinaria productiva no tiene precio. De ahí que los costos de colección, almacenamiento, industrialización, venta y oferta y demanda sean tan difíciles de procesar.
Se estima que a estas alturas de modernidad en que se encuentra la civilización, el mundo se detendría casi por completo si no existiera el recurso del petróleo y sus derivados.
Al punto de la humanidad estar dispuesta a pagar lo que sea necesario con tal de no carecer de la fuente de energía que constituye el petróleo. Mayormente cuando se ha convertido en gasolina para los vehículos, lubricantes y anticongelantes para que éstos funcionen bien y no afecten la salud y el medio ambiente.
También para poner en movimiento las maquinarias con las cuales la actividad de la agricultura es un “éxito”, debido al suministro automático de fertilizantes y fungicidas.
La ganadería también se alimenta del petróleo procesado, como también es necesario para la comodidad de la vida en el hogar y/o para la fabricación de todo lo que nos vemos prácticamente obligados a consumir, en vista de la presión social y la competencia humana.
Esa sustancia orgánica compuesta básicamente de hidrocarburos extraídos desde el interior de la Tierra, hoy es el centro de atención del mundo comercial y lo que determina los precios de los productos de primera necesidad, los segunda y los de tercera.
Obtenidos de la fosilización de restos orgánicos como los de los extintos dinosaurios, elemento en el que poca gente se pone a cuestionar, la realidad hoy día es que las variantes de los precios mundiales del petróleo se mantienen al acecho.
Básicamente es una especie de grado “atemorizador”, ya que si baja la producción de los derivados del petróleo por la escasa demanda, como ha ocurrido en períodos de la pandemia, el precio de los carburantes se dispara.
Si se ha producido mucho y no hay donde almacenarlo, también suben los precios porque se elevan los costos debido a los almacenajes extras que se requiere hacer.
Y si hay poca producción, poca existencia o los mercados lo han comprado y guardado para cuando se puedan vender más caros, pues de todos modos la amenaza de las alzas se mantiene latente.
Otro elemento que domina los precios de los combustibles es el gran temor a que la reserva escasee o, en caso extremo, se acabe, en vista de ser un recurso natural que no se renueva.
Actualmente las mayores reservas se encuentran en países como Arabia, Irán e Irak. Los expertos aseguran que el petróleo barato y fácil de encontrar ya se consumió y encontrarlo cada vez será más difícil.
Otro temor infundado es la teoría geológica de que el suministro de la tierra podría agotarse en 140 años más.
Y lo más grave aún, y lo actual, es el daño que pueden provocar las guerras políticas, económicas, culturales y religiosas entre países. Básicamente los ciberataques, como el más reciente que obligó a cerrar uno de los principales oleoductos de Estados Unidos el pasado viernes.
Analistas han manifestado preocupación en que esa situación pueda incrementar los precios de los combustibles, tanto para vehículos como para aeronaves.
Ya de hecho, después de la noticia de los cohetes, las acciones de Estados Unidos sufrieron un impacto por las ventas este martes y el Dow cayó brevemente más de 600 puntos.
Los inversionistas están cada vez más preocupados por el aumento de los precios de las materias primas, la escasez y la inflación.
Los precios están subiendo por todas partes del mundo en la medida en que las materias primas se elevan, los costos de envío y productos nuevos y muy demandados se encarecen.
Con este panorama se estima que el dólar estadounidense está operando a la defensiva y que esa situación repercutirá en toda Latinoamérica.
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