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    “JUSTICIA INDEPENDIENTE”

     

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    El autor es periodista. Reside en Santo Domingo.

    “Se acabó la diversión. Llegó el comandante y mandó a parar”. Carlos Puebla.

     

    Es lamentable que Luís Abinader no bajara de “las escarpadas montañas de Quisqueya” como bajó Fidel Castro de la Sierra Maestra de Cuba aboliendo del plumazo de la revolución el viejo orden económico, político y social que convirtió el país, bajo la dictadura de Fulgencio Batista en un inmenso casino de juego controlado por los grupos mafiosos estadounidenses. 

    Abinader llegó al gobierno -no al poder- a través de unas elecciones tormentosas atado de pies y manos sin poder hacer los cambios que prometió porque el Partido de la Liberación Dominicana lo dejó todo amarrado con el propósito de que nada cambiara. Y en efecto, el PLD dejó un sistema de justicia corrompido, enajenado y envilecido para que fuera garante de la impunidad. 

    El sistema de justicia sigue anclado en el pasado vergonzoso que impide que los políticos que saquearon al país durante 20 años sean procesados y condenados. No hay un solo político ladrón en la cárcel porque según acaba de decir una jueza “independiente”, los tribunales no están para dictar sentencias salomónicas “para apaciguar la furia de la opinión pública ni del poder político” en referencia a la sentencia que declara “no culpables” a los imputados en el caso “super Tucanos” que llevaba 16 años dando vueltas en la justicia “independiente”. ¡Y después de 16 años esa “justicia independiente» de Leonel Fernández evacua una sentencia de “no culpables” a los imputados porque no encontró pruebas! ¡Coño! ¡Coñazo! 

    La magistrada tiene razón, la “justicia independiente” no está para “apaciguar la furia de la opinión pública ni del poder político”, ni siquiera para “apaciguar la furia” del pueblo, cada vez más impotente, cada vez más furioso; la “justicia independiente” está para garantizar la impunidad de los acusados, a los que jueces y fiscales, salvo muy honrosas excepciones, les deben las posiciones privilegiadas que ostentan en la administración de justicia, incluyendo la inamovilidad. 

    “El tribunal concluye que no ha quedado comprometida la responsabilidad penal de los imputados en los hechos que le han sido presentados y vale destacar que los tribunales no están llamados a dictar sentencias salomónicas para apaciguar la furia de la opinión pública ni del poder político”. 

    Las cárceles están saturadas de presos, todos pobres, hacinados en cárceles inmundas, como animales, la mayoría de manera preventiva. No hay políticos ladrones en la cárcel condenados irrevocablemente. Para los delincuentes de la marginalidad y la pobreza que genera la iniquidad social la “justicia independiente” no existe. Se pudren entre las rejas del sistema carcelario. 

    Si este pueblo no fuera ignorante, cobarde y pendejo, estaría en las calles exigiendo la destitución del tribunal, en especial de la magistrada que habló en esos términos. Si este 

    pueblo no fuera ignorante, pendejo y cobarde, estaría en la Plaza de la Bandera protestando contra la corrupción, por la transparencia y el encarcelamiento de los corruptos. Este es un pueblo enajenado, incapaz de levantarse y decir: ¡Basta ya! 

    Fue la empresa brasileña fabricante de los aviones la que admitió haber dado 3.5 millones de dólares en soborno para la venta de las naves durante el gobierno de Leonel Fernández a quien vinos retratado feliz y contento por la operación. 

    En el caso de Odebrecht ha ocurrido lo mismo. Hay soborno, pero no sobornados. La “justicia independiente” condena a Ángel Rondón por soborno, pero no hay un solo sobornado, algo insólito. De igual modo condena al ingeniero Víctor Díaz Rúa por “enriquecimiento ilícito”, no por soborno como se le imputó originalmente. Hay soborno, pero no sobornados. No entiendo la “justicia independiente”. 

    Odebrecht afirma que otorgó 92 millones de dólares en sobornos para obtener contratos de obras millonarias que luego resultaban sobrevaluadas. Ningún legislador, ningún ministro, ningún ex presidente de la República, apareció en las acusaciones. Todos están exentos. Entonces, ¿a quienes sobornó Odebrecht? ¡¿A nadie sobornó la empresa que fabricó los Super Tucanos? según la “justicia independiente” dominicana. 

    No dudo, por el contrario, que esa “justicia independiente”, que no está para satisfacer la furia de la opinión pública ni del poder político, continúe favoreciendo a los parientes cercanos del ex presidente Danilo Medina, a su jefe de seguridad y al propio ex mandatario, que no está preso precisamente para no provocar la furia del PLD que ha advertido que si tocan a Danilo, aunque sea con el pétalo de una rosa, provocaran la furia de los sectores más poderosos del país anclados en la Policía, las Fuerzas Armadas y en el empresariado, principalmente contratistas y suplidores del Estado que sólo esperan el silbato para lanzar una embestida descomunal contra el presidente constitucional, Luís Abinader que, insisto, no bajó de las “escarpadas montañas de Quisqueya” convertido en Comandante.


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