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    La Trinitaria no nos dio la Libertad

     

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    El autor es licenciado en Diplomacia y Servicios Internacionales. Reside en Santo Domingo

    Siempre se ha dicho que la sociedad secreta La Trinitaria fue la que nos dio la Libertad, por lo que no es del todo cierto. Mis queridos lectores, vamos a abordar el interesante escenario histórico-temporal de mediados del siglo XIX y justificaremos la afirmación.

    La Trinitaria fue un movimiento muy efímero, y el único miembro fundador de la sociedad secreta que se refirió a la organización lo fue el prócer José María Serra de Castro en sus «Apuntes para la historia de los Trinitarios, fundadores de la República Dominicana”, quien detalló claramente quienes fueron los miembros fundadores. No pasaron de doce miembros. Luego algunos escritores agregaron a Matías Mella y a Francisco del Rosario Sánchez. (Ni siquiera la hermana de Juan Pablo Duarte, Rosa Duarte, conocía dicha organización).

    Lo que debemos destacar, que para lograr la independencia fue necesaria la unión de hermosos movimientos de jóvenes surgidos de la francmasonería dominicana. El secretismo, los asuntos sociales y la táctica de agregar de a tres miembros, son políticas masónicas. La masonería tuvo mucho peso para esas fechas y en toda la Primera República.

    En la masonería, todas sus organizaciones, fueron esencialmente filantrópica, filosófica y progresista. Educa al hombre para la libertad. La masonería no acepta doctrina alguna como definitiva, sino propicia el examen y la investigación, y a través del estudio y la razón admite todas las tesis universales, bajo los postulados de libertad, igualdad y fraternidad.

    La Independencia surge del Manifiesto y figuran entre los firmantes reconocidos masones. Sus firmas están de a puño y letra, ahí no figura la firma de Juan Pablo Duarte. Luego del 27 de febrero de 1844, todos los funcionarios del gobierno fueron aquellos firmantes del Manifiesto.  Ahí había trinitarios, febreristas, franceses, africanos, italianos, españoles y de sectores hateros que lucharon contra un enemigo en común: los haitianos.

    Las primeras logias del país fueron dirigidas por Tomás Bobadilla, quien dirigió la «Unión N.º 8” y el “Consejo Kadosch N.º 2”. Bobadilla, Saint Denys y Francisco del Rosario Sánchez, fueron fundamentales para la organización jurídica del Estado dominicano.(La masonería también jugó un rol importante en la Restauración).

    Siendo todos estos actores sociales y políticos parte del contexto temporal de nuestra independencia en el siglo XIX, nos atreveríamos a formular la hipótesis propia sobre el tema, de afirmar, que las uniones de logias lograron unificar el sentimiento e identidad del pueblo dominicano contra los haitianos.

    La Trinitaria duró muy pocos días y ya habían estallado revueltas en el norte y El Seibo. Luego de no cumplir con el objetivo, fue sustituida por otras formas de organización menos revolucionarias como La Filantrópica y Dramática. Las últimas eran más abiertas e inclusivas.

    Finalmente, el tema, en definitiva, es apasionante, y amerita una investigación más profunda, para seguir aportando a la discusión y al conocimiento de la verdadera historia dominicana del siglo XIX, tarea imperante para historiadores e interesados en estos asuntos. Como investigador doy todo por aportar al pais la verdad del pasado.


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